Como cada año, y van ocho cursos ya, el dĂa uno de octubre han reabierto las aulas de las escuelas infantiles impulsadas por Periodistas Solidarios en Candemba-Uri (Guinea-Bissau) para acoger a casi un centenar de alumnos y alumnas.
Las escuelas infantiles cumplen asà satisfactoriamente con la funciones de escolarizar a los mås pequeños, iniciarles en las primeras letras, retirarles de las espaldas de sus madres mientras éstas trabajan en el campo, cuidar de su salud, evitarles accidentes y asegurarles una comida diaria.
Tenemos en este momento cuatro profesoras, las tres de siempre (cuyo salario corre a cargo de nuestra organizaciĂłn) y una de refuerzo que ha enviado el ministerio de EducaciĂłn, lo que supone un reconocimiento a la labor que hace nuestra escuela. El almuerzo diario de alumnos y alumnas estĂĄ asegurado de momento gracias la aportaciĂłn econĂłmica que recibimos de la delegaciĂłn de la ONCE en AndalucĂa, que nos permite comprar el de arroz necesario.
El almacén cuenta también con suficiente material escolar para cubrir las necesidades del alumnado, el mobiliario estå en buenas condiciones, asà como los edificios, cuyo arreglo se hizo hace un año.
La directora de la escuela, Djaja Balde, nos pidió para este curso que protegiésemos las ventanas con tela metålica porque los påjaros entran y hacen sus nidos en las aulas. Se atendió su demanda en julio de este año. También nos ha pedido el vallado del entorno del colegio y del centro de salud para evitar la entrada de animales, especialmente vacas, que ensucian la zona y atraen moscas.
Hemos atendido parcialmente esa demanda con el cerramiento del porche del centro de salud y la construcciĂłn de asientos de obra para hacer mĂĄs cĂłmoda la espera de los pacientes, pero en el presupuesto previsto para 2019 no estaba incluido el coste del vallado metĂĄlico de todo el recinto escolar y sanitario, por lo que serĂĄ recogido en el presupuesto de 2020.
Nos ha pedido también que construyamos una pérgola delante de la escuela para que el alumnado pueda almorzar fuera sin tener que estar bajo el sol, cosa que intentaremos hacer también a lo largo de 2020.
Las maestras han solicitado un aumento de salario, a lo que hemos accedido, aunque vinculĂĄndolo a la consecuciĂłn de una serie de objetivos pedagĂłgicos fijados por nosotros, que serĂĄn evaluados a mitad y final de curso, y de cuyo cumplimiento dependerĂĄ el abono de la consiguiente gratificaciĂłn. En esta gratificaciĂłn incluiremos a la profesora de refuerzo enviada por el ministerio de EducaciĂłn.
Entre los vecinos de Candemba-Uri el grado de satisfacciĂłn es muy alto. Valga como ejemplo que padres y madres presumen de que sus hijos, cuando inician la siguiente etapa escolar, son considerados por los profesores como los mejor formados.
En Candemba-Uri hay una escuela primaria del Estado, a la que el curso pasado debĂan acudir 157 alumnos y alumnas de 7 a 12 años. Pero los datos son desalentadores porque esta escuela sufre graves deficiencias de funcionamiento: es comĂșn que los niños y niñas pasen la mayor parte de los dĂas de la semana sin clases. Una veces por ausencia de los cinco profesores, todos residentes en BafatĂĄ, y otras por inasistencia de los propios alumnos.
Con frecuencia el profesorado pasa meses sin cobrar su salario. El pasado curso, el impago de salarios provocĂł una huelga del profesorado de todo elpaĂs que durĂł tres meses. Luego llegĂł la cosecha del cajĂș (anacardo) y todos dejaron la escuela para trabajar en el campo, mĂĄs tarde vino el mes de RamadĂĄn y las aulas permanecieron desiertasâŠ
La consecuencia es que tres de cada cuatro alumnos no terminan esta etapa escolar y que el grado de analfabetismo es enorme. El año pasado, en primero de EducaciĂłn Primaria habĂa matriculados 67 alumnos y en cuarto, 22. ÂĄLas niñas dejan la escuela antes que los niños. Los dos primeros cursos habĂa 59 niñas, frente a 48, pero en tercero y cuarto la situaciĂłn se habĂa invertido: 25 niños frente a 22 niñas. Con diez años, ellas tienen que acarrear agua, cuidar de los hermanitos, cocinarâŠ
El lado positivo es que, entre la escuela infantil y la primaria, tenemos 242 niños y niñas escolarizados en Candemba-Uri, a los que hay que sumar la treintena de alumnos de secundaria que viajan cada dĂa a los institutos de BafatĂĄ (distante 12 km) y Tantancose (distante 14 km).
Por otra parte, es ilĂłgico hacer el esfuerzo que estamos haciendo en la escuela infantil para que luego, al llegar a la primaria, se pierda todo lo adelantado por culpa del marasmo que vive el sistema educativo del paĂs.
Por eso, este curso hemos llegado a un acuerdo con los cinco profesores de primaria por el que se comprometen a no faltar a su puesto de trabajo. También se comprometen a reducir el fracaso escolar.
El control de todo ello lo llevarĂĄ a cabo Sayo Balde, nombrado âagente de educaciĂłn de Candemba-Uriâ, con autoridad para el control de la asistencia al trabajo de los profesores y asistencia de los alumnos a clase.
En educación secundaria, el problema es similar al descrito mås arriba al referirnos a la etapa primaria. Baja calidad de la enseñanza debido al enorme cantidad de absentismo laboral del profesorado y al absentismo escolar del alumnado.
El pasado curso ayudamos a una quincena de alumnos pagĂĄndoles la matrĂcula del instituto, dado que sus familias carecĂan de recursos para enviarlos a estudiar. Este año aĂșn no sabemos cuĂĄntos alumnos van a necesitar esa ayuda. Pero a lo largo de este año hemos recogido medio centenar de bicicletas para que los alumnos y alumnas de secundaria se desplacen con mayor facilidad a sus institutos.
De momento hemos decidido mantener las clases de alfabetizaciĂłn de adultos para el curso 2019-2020, pese al descenso del nĂșmero de alumnos y alumnas observado el pasado curso. Como recordarĂ©is, el aula de adultos empezĂł en el curso 2017-2018 con 52 personas, 32 mujeres y 20 hombres.
El curso 2018-19 arrancĂł con 26 asistentes, de los que 24 eran mujeres y sĂłlo 2 hombres, pero la afluencia a clase fue descendiendo a lo largo del curso hasta acabar con siete incondicionales. Con motivo de nuestra visita en enero de 2019 entregamos el diploma a la mejor alumna.
El dilema que se nos planteĂł entonces fue si merecĂa la pena o no seguir impartiendo alfabetizaciĂłn de adultos a un grupo tan reducido. Finalmente, hemos optado por seguir apostando por la alfabetizaciĂłn de adultos, sobre todo porque son mayorĂa las mujeres y ellas, aunque sean pocas las que quieren mejorar su formaciĂłn, merecen el mayor apoyo posible. En los prĂłximos meses haremos una campaña de animaciĂłn y compensaciones para incentivar a aquellas que estĂ©n dispuestas a hacer el esfuerzo de asistir a clase.
Como en todas partes, el problema de los adultos es siempre cómo compatibilizar el trabajo y el aprendizaje. No es fåcil mantener la disciplina diaria de estudiar después de una dura jornada laboral en el campo, mås el cuidado de los hijos, la casa, la ropa, la venta de hortalizas⊠No es fåcil pero seguimos avanzando.